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ALFONSO GALVÁN. Esculturas.

Sala de Exposiciones de la Biblioteca Municipal Lope de Vega
Hasta el 29 de Diciembre



DE DENTRO HACIA ADENTRO.

Esta es la presentación de Alfonso Galván, como escultor, ante el público manzanareño en su primera  exposición individual. Y lo hace con sobrada solvencia. En la técnica del papel encolado, estas figuraciones antropomorfas del manzanareño, poseen la intención de hacer evidente la expresión. No ya que sean expresivas, sino a hacernos, como espectadores, conscientes de que lo son y de cómo lo son. Estamos ante una serie de figuras descarnadas que nada más dejan a vista del espectador la gestualidad. Este es su secreto. La desmaterialización es una suerte de desnudez que permite ver hacia el adentro. El gesto, en efecto, como expresión de un mundo interior, de un mirarse a lo hondo (porque estas esculturas se miran, esto es lo singular). La desmaterialización, muy lograda a partir del carácter laminar que se ha dado al papel, exagerado además en el proceder de Galván, invita a un viaje interior no ya de la figura, sino del espectador por simpatía y del escultor por fluencia. Asistimos de este modo a una confrontación del sentir de quien ve y de la  figura conformada que es, al tiempo, vena del propio escultor.Confiesa Alfonso Galván que sólo puede hacer aquello que le sale de dentro. Le creemos plenamente En este sentido estas esculturas son también un ejercicio de sinceridad.




Bien es verdad que estas manifestaciones un tanto filiformes, ejecutadas con vistas al gesto y hacia el interior, podrían traernos al recuerdo las esculturas de Giacometti. Como el vanguardista, a la expresión gestual ensimismada, el escultor ha añadido la huella precisa de su manipulación, en este caso sobre el papel. Sin embargo una diferencia se margina respecto de aquel. Las de Galván son figuras afectadas que explayan su sentir hacia el hondón y que en muchas ocasiones recurren al simbolismo, a la manifestación de su personalidad, más allá del propio cuerpo, con agregado simbólicos (un sombrero, un cabello, un vacío, un maletín, un arco ...) dando así carácter universal a lo que debería de ser únicamente una manifestación del individuo y en el individuo. Y así se ensimisma una musa, como Gorgona, como el ejecutivo de turno con su maletín o un ángel peregrino, o aquel que adivina un agujero en su interior. 

Sólo nos queda seguir animando la veta creativa del recién llegado a las musa manzanareña.







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