Sala de Exposiciones de la Biblioteca Municipal Lope de Vega.
Hasta el 23 de Marzo.
El tótem, curioso enigma. Símbolo y más que símbolo. Personalización y divinización de la comunidad. De repente el tótem se personaliza en monstruo o en ángel. El monstruo conformación de partes, estructura polimorfa de añadidos que configura un ser. Sea la sirena, cuya terna estructural (esas tres piezas) se inscribe en la rotura del espacio. Ángeles que bien pueden pasar por monstruos. Monstruos angélicos.
Las esculturas de Juana de Juan tienen algo de la rotunda presencia del tótem. Configuran su propia magia y encierran un sentido, sentido encerrado en la madera, a veces policromada, de su sustancia. Formas pulidas que se adaptan al capricho de su materia prima, que serpean en su expresión interiorizada y un tanto monolítica.
Las esculturas de Juana de Juan tienen algo de la rotunda presencia del tótem. Configuran su propia magia y encierran un sentido, sentido encerrado en la madera, a veces policromada, de su sustancia. Formas pulidas que se adaptan al capricho de su materia prima, que serpean en su expresión interiorizada y un tanto monolítica.
En las manos, los ojos, en ese retorcimiento melódico del maderamen, se esconde una psicología, y al tiempo hablan de la especial sensibilidad de la autora manzanareña afincada en Murcia.
Late aquí una notable comprensión de los principios que mueven el arte primitivo, de la vanguardia también, tan amante ella de lo primitivo. Las formas mínimas, las formas "cubificantes" y precisas dan a sus esculturas una presencia rotunda en lo físico y enigmática en el carácter, acompasadas ambas, además, con el símbolo o la notoria ausencia de este. Porque estas esculturas, curioso, tienen carácter y tutean al espectador. Su pose es la del diálogo, la de interpelar.
La madera recobra de esta manera la sugestiva conexión con la naturaleza, y pone al hombre, también, en la senda de esa naturalidad. Este es en cierto modo el primitivismo latente a esta obra, cuando el tótem era el modo de resolver la presencia del hombre en la naturaleza. Bien es verdad que aquí, en monstruos o en ángeles, asoma un futuro extraño, un mundo de lo posible o un posible mañana, cuando los hombres, las mujeres puedan ser al fin eso, ángeles y monstruos. Entronca así Juana de Juan con las sugestiones propias del arte emergente. Futuriza.
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