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Todo Pintura. Exposición de BLAS SÁNCHEZ


Recibidor del Gran Teatro.
Hasta el 31 de Marzo.


Es Blas Sánchez un pintor de reconocida trayectoria artística. Su nombre se asocia indefectiblemente a la abstracción plástica y al cuadro de gran formato. Pero sería poca cosa rendir homenaje a este pintor como un artista en exclusivo de pretensiones "abstraccionistas". No lo es. Es más, apreciamos una notable maduración en sus afirmaciones plásticas. En efecto, su procedimiento es no figurativo, pero no por ello elude la sensibilidad: la forma, el color, la textura y ahora también la armoniosa composición. Estos factores tendentes al acuse de lo sensible en su obra se han  multiplicado y han adquirido tintes de notable atractivo. La de Blas Sánchez ha sido siempre una obra que parafraseaba la abstracción y la expresión. Que recurría al empleo de texturas, del collage en un sentido radical. Ahora valora también la armonía y las asociaciones conceptuales de formas. Es más, existe una pequeña concesión a la figuración, a lo ideográfico que es en cierto modo clave de sugerencias más conceptuales.


El espacio ha ganado con ello, y se ha convertido en el preciso continente de los acontecimientos plásticos. En él se encuentran las posibilidades materiales y sensitivas: la tactilidad de las texturas, la sugerencia de las formas, la intuición de la expresión de la subjetividad creadora. Por supuesto los diversos diálogos entre elementos componentes: las geometrías frente a las libérrimas formas de expresión. Colores diversos y materiales. Todo demostrativo de una composición madurada y reflexiva.


Ha trabajado Blas Sánchez dos formatos, el rectangular de grandes proporciones, en sentido vertical, el cuadrado de menor tamaño. Es en los primeros donde se aprecia con mayor solidez los logros de su pintura, sin por ello desmerecer los segundos. También distintos soportes: a la madera se une ahora el plástico.















Estas texturas, claro sentido táctil de su pintura, se integran de tal manera que no suponen una digresión en el discurso plástico, esto es, contribuyen a la valoración de la abstracción como un resultado, es decir, eluden el protagonismo, no irrumpen en el estricto carácter bidimensional con pretensión rupturista. De igual forma la armonía de los colores y formas. En este sentido es llamativo lo plural de la manifestación expresiva de estas. La mancha existe en muy diversas manifestaciones. Incluso las signaciones figurativas, caso de la escalera o las impresiones geométricas, no pasan de ser meras intuiciones que pretenden no cobrar un relevante protagonismo en la tónica general del cuadro. Es esta generalidad, apenas asaltada por algunos motivos de mayor enjundia que dan acaso el sentido definitivo del cuadro, lo que hace de la nueva abstracción de Blas Sánchez una pintura de poso maduro. 


Hay otro predicamento sustancial en la obra de Blas Sánchez, es su capacidad de trabajar la pintura en connivencia con el espacio que las va a albergar. Este es otro hallazgo en Todo pintura, que es pintura para ser albergada en el recibidor del Gran Teatro. Otro punto a favor de esta pretensión de armonía. 

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